La Esperanza

El agricultor de esperanza

    En la zona rural de Jalisco, se encuentra el pequeño pueblo llamado Autlán donde se encuentra una familia que ha producido frutas y verduras por más de 4 décadas. Está familia son los Aguilar y su empresa se llama La Esperanza. Lo que comenzó como un campo que producía para la comunidad local por allá en los 80s, se ha convertido en una de las operaciones de cultivo en invernadero más grande de Divine Flavor en el estado de Jalisco, que produce los pimientos de colores para la marca. La empresa lanzó oficialmente su negocio de exportación en el 2003 y, en aquel entonces, su visión era simple: ser la primera familia de su región en producir frutas y verduras para los mercados estadounidenses. 

Conozcan a Odilón Aguilar, el corazón y alma detrás de Agrícola La Esperanza. Criado en el sereno abrazo de la vida agrícola, la profunda conexión de Odilón con la naturaleza floreció entre los caballos y los abundantes productos que cultivaba para su familia y parte de la comunidad. Lo que comenzó como una humilde dedicación al cultivo de frutas y verduras se transformó en una gran visión: ser el pionero en utilizar invernaderos para producción en Autlán.

“Mi sueño era sembrar las semillas de esta empresa impulsado por mi amor al cultivo de productos agrícolas”, recuerda Odilón. “ Pero sobre todo, La Esperanza floreció gracias a mi amor por la familia, uniéndonos bajo un mismo techo verde”. Con firme determinación y devoción familiar, la pasión de Odilón, se convirtió en un próspero legado agrícola. 

Una vez que se creó oficialmente La Esperanza, Odilón se lanzó de cabeza a comprender los pros y contras de la comercialización y el cultivo a gran escala, adoptando prácticas tanto al aire libre como en invernadero. 

Conforme la empresa se embarcaba en su viaje, los hijos de Odilón se acercaron alegremente para apoyar su misión de trabajo. Miriam Aguilar, la mayor de los hermanos y residente de Chapala, aprovechó con entusiasmo la oportunidad. Al ser testigo de la dedicación de su padre por la agricultura, Miriam vio un camino para el futuro de su familia dentro de este emprendimiento. Se unieron sus hermanos: Abel, ayudando a su padre en la producción y la parte de agronomía, mientras Miriam, junto con Zaida y Carolina, se adentraron en el ámbito de mejora continúa. Este cuarteto dinámico abordó tareas que iban desde Certificaciones agrícolas hasta la creación de programas sociales para su empresa y trabajadores, demostrando que la unidad de la familia y los esfuerzos colectivos eran la columna vertebral de sus fructíferas actividades comerciales.

Al reflexionar sobre su trayectoria, Miriam comparte: “La pasión de mi padre por la agricultura encendió un fuego dentro de mí y de mis hermanos, impulsándonos a convertirnos en una parte integral de esta empresa. La agricultura, al igual que la vida misma, nos enseña lecciones valiosas. Al igual que nuestros cultivos resilientes que soportan una inmensa presión para convertirse en pimientos, nosotros también debemos enfrentar desafíos para florecer y lograr el éxito. Es un ciclo de crecimiento y resiliencia que refleja nuestras experiencias cotidianas”.

Una vez que los hijos de Odilón se asociaron con él, el sueño de unir a la familia dentro de su empresa agrícola se hizo realidad. Poco después, la familia se propuso ambiciones aún más elevadas. Deseosos de innovar, no sólo se convirtieron en los productores pioneros de invernaderos en Autlán, sino que también hicieron la transición exitosa de sus operaciones a un programa anual- una hazaña impresionante en el ámbito de la agricultura. 

“Cuando nos embarcamos en nuestra empresa agrícola, sabíamos que habría obstáculos que superar”, dijo Odilón. “Nuestro amor compartido por la familia alimentó nuestra determinación, permitiéndonos superar estos obstáculos. A lo largo de todo esto, mi esposa Olivia, ha sido el pilar que ha mantenido unida a nuestra familia, desempeñando un papel vital en convertir La Esperanza en la empresa próspera que es hoy”. 

En 2019, La Esperanza aprovechó una emocionante oportunidad para asociarse con Divine Flavor, quien estaba en busca de un productor para mejorar su programa de pimientos durante todo el año. Con aproximadamente 10 hectáreas de experiencia en producción de invernaderos, La Esperanza aportó su experiencia y forjó una asociación que los ayudó a lograr su sueño de convertirse en un productor de hortalizas de primer nivel durante todo el año a escala comercial.

Hoy en día, La Esperanza ha ampliado sus operaciones a la impresionante cifra de 24 hectáreas, liderando el camino en su región al incorporar innovaciones agrícolas de vanguardia en sus prácticas de invernadero.

“Con Divine Flavor, sentimos una sensación de seguridad y creemos en los valores que los representan como marca de productos agrícolas,” dijo Miriam. 

“Mi familia ha trabajado muy duro para llegar al estándar de poder comercializar nuestros productos y estamos muy agradecidos por la oportunidad de ser proveedor de Divine Flavor. Ha cambio, nos hemos dedicado a producir productos de la mejor calidad para ellos porque sabemos que su marca no es solo un grupo de productores o productos, sino que es una promesa para sus clientes. Eso es algo de lo que estamos muy orgullosos.”

La Esperanza es un verdadero testimonio del poder de la familia, la pasión y el trabajo duro. A través de su dedicación y la mejora continúa, se han convertido en un productor de invernaderos líder en Jalisco, estableciendo el estándar para las prácticas agrícolas en la región. La historia de la familia Aguilar no se trata sólo de agricultura, sino de un legado de esperanza y unidad que sin duda inspirará a las generaciones futuras de agricultores. 

For more information, please contact:
Michael DuPuis
Public Relations Coordinator
+1 (520)-281-8328
mdupuis@divineflavor.com